enero 8, 2025

Cambio climático y su impacto en las reacciones alérgicas (primera parte)

 (Climate change and its impact on allergic reactions, part 1)

 

Dr. Rodolfo Celio Murillo,1 Acad. Ulises Reyes Gómez,2 Acad. Gerardo López Pérez,3 Dra. Fernanda Paola Pérez Ortega,4 Dra. Diana Ruiz Torres4

 

1Miembro del consejo editorial de Pediatra de la Academia, alergólogo pediatra, profesor Facultad de Medicina Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Cono Sur

2Unidad de Investigación en Pediatría, Instituto San Rafael, San Luis Potosí, coeditor de Pediatra de la Academia, Titular de la Academia Mexicana de Pediatría

3Jefe del Servicio de Alergia del Instituto Nacional de Pediatría, editor de Pediatra de la Academia, Titular de la Academia Mexicana de Pediatría

4Residente de Pediatría, Instituto Nacional de Pediatría, México

Resumen

El cambio climático está incrementando la frecuencia y la severidad de las alergias, particularmente aquellas ocasionadas por el polen, los mohos y los ácaros. El aumento de la temperatura y las alteraciones en los patrones de precipitaciones han modificado la producción y dispersión del polen, además de influir en la distribución geográfica de las especies vegetales productoras de polen. Como resultado, el crecimiento descontrolado de ácaros del polvo y mohos ha agravado los síntomas en personas con alergias preexistentes.

Ante esta situación, resulta fundamental implementar medidas que mitiguen el impacto del cambio climático en las alergias, tales como el monitoreo de los niveles de polen, la limpieza y ventilación de espacios interiores, el uso de filtros de aire y el empleo de mascarillas. Estas acciones, en conjunto con la orientación médica especializada, son esenciales para reducir la incidencia de síntomas alérgicos asociados al cambio climático.

Palabras clave: cambio climático, alergia, factores intrínsecos, factores extrínsecos.

Abstract

Climate change is leading to more frequent and severe allergies, especially those caused by pollen, mold, and dust mites. Rising temperatures and changing rainfall patterns have affected the production and spread of pollen, as well as the geographic distribution of plants that produce it. As a result, the increase in dust mite and mold populations has worsened symptoms for individuals who already have allergies.

To tackle this issue, it is important to implement measures that reduce the impact of climate change on allergies. These measures include monitoring pollen levels, maintaining clean and well-ventilated indoor spaces, using air filters, and wearing masks when necessary. By combining these actions with specialized medical guidance, we can significantly reduce the occurrence of allergy symptoms triggered by climate change.

Keywords: climate change, allergy, intrinsic factors, extrinsic factors.

 

Introducción 

La relación causa-efecto entre el cambio climático y las alergias es de gran interés para la comunidad médica. El cambio climático puede influir en el brote de síntomas alérgicos a través de diversos factores medioambientales. El aumento de polen por las altas temperaturas y la alteración en su dispersión ocasionada por cambios en los patrones fluviales ha provocado que su producción ocurra en temporadas no habituales y que su naturaleza alérgena incremente, lo que conlleva un agravamiento de alergias estacionales y que la afectación sea prolongada de manera indefinida hasta que la producción de polen se estabilice conforme a la temporada del año.1,2

Otra consecuencia producto del cambio climático es el cambio en la distribución geográfica de la vegetación productora de polen, generalmente perteneciente al clado Gymnospermae. Al ocurrir alteraciones en la distribución de las poblaciones de estas plantas, más personas se exponen a nuevos alérgenos que no estaban presentes con anterioridad en las áreas que habitan.1,3-5

El incremento del hongo moho es otra de las consecuencias del cambio climático; el aumento en la humedad y las temperaturas puede fomentar el crecimiento de estos hongos. En áreas con demasiada humedad, como las zonas costeras, el aumento de alergias por estos hongos puede incrementarse y provocar el agravamiento de su sintomatología.2,3,5

La salud respiratoria es otra de las prioridades que surgen en torno al cambio climático. Condiciones respiratorias como el asma y la rinitis alérgica, agravadas por alteraciones medioambientales, pueden reducir la calidad de vida de las personas que las padecen.4,6,7

Aunadas a los factores anteriores, la temperatura y la humedad pueden favorecer la proliferación de ácaros del polvo, como los Dermatophagoides, los cuales a nivel mundial están considerados como los principales causantes de alergias respiratorias, así como de asma y rinitis alérgica. Igualmente pueden vincularse con la dermatitis atópica, que puede persistir debido a poblaciones de ácaros difíciles de erradicar.1,3,5

Impacto en la salud

Es importante tener en cuenta que la relación entre el cambio climático y las alergias es compleja y varía según la región y el individuo. Si el paciente tiene síntomas de alergia, lo recomendable es acudir con un especialista que dará consejos personalizados sobre el manejo de síntomas en un contexto de causas relacionadas a factores medioambientales por el cambio climático.4-7

Para tratar de contrarrestar o minimizar el impacto del cambio climático en los fenómenos alérgicos podemos recomendar a los pacientes algunas técnicas que ayudarían a reducir la afectación originada por alteraciones medioambientales: 

Medidas preventivas

  • Mantener puertas y ventanas cerradas durante los periodos con un pico en la producción de polen. Durante la mañana se recomienda la ventilación de habitaciones y posteriormente, después de las 5 de la tarde, cerrar todas las ventanas y puertas, ya que la presencia de polvo aumenta y esto facilita la entrada de polen que puede agravar la sintomatología del paciente.
  • Uso de mascarillas cuando se esté aire libre durante los picos de polinización. Debe prestarse mayor atención a los niños que entren en contacto con animales y plantas. Se recomienda el ducharlos y cambiar su ropa posterior a sus actividades al aire libre, ya que la ropa puede impregnarse de polen o desechos de animales, como sería caspa de perros o saliva de gato.
  • Limpieza del hogar evitando el uso de escoba y usando un paño húmedo para pisos, muebles y demás objetos de la casa. Esto se hace con el propósito de evitar que el polvo, al ser barrido, se pose sobre objetos como la cama, los muebles de sala, o bien juguetes y pertenencias de los niños.
  • Empleo habitual de elementos hipoalergénicos, como almohadas. Se debe evitar que las colchas almacenen polvo y de preferencia evitar aquellas que son muy gruesas o con exceso de relleno. Lo ideal es evitar tener objetos como plantas; naturales o artificiales, y muñecos de peluche o juguetes que guarden mucho polvo, ya que pueden contribuir a que se incrementen los síntomas, sobre todo durante noche; esto debido a que la jornada de sueño implica pasar de 8 a 10 horas diarias en la cama.
  • Mantener a las mascotas fuera de las habitaciones y asearlas con frecuencia según las indicaciones del veterinario. Esto logrará disminuir la carga alergénica. Los gatos son altamente alergénicos y su antígeno puede tardar hasta 6 meses en eliminarse del espacio en que haya habitado, inclusive cuando ya no esté presente.
  • Se puede considerar usar un sistema de filtrado de partículas para disminuir la cantidad de polen que puede entrar al hogar. Los filtros de alta eficiencia son una opción, aunque su alto costo económico los vuelve inaccesibles para muchos pacientes. Se recomienda asimismo el cambio de filtro del auto o los sistemas de enfriamiento, como aires acondicionados, ya que podrían contaminarse con moho y empeorar la sintomatología del paciente.
  • Aunque en México no sea una práctica estandarizada, en otros países el monitoreo electrónico diario de los niveles de polen resulta oportuno en la prevención de alergias reactivas a polen. Algunos países, como Argentina y regiones de Europa, lo llevan a cabo con relativa frecuencia desde hace algunos años, lo cual puede auxiliar al paciente a conocer el nivel de polen al que está expuesto, permitiéndole tomar medidas preventivas, como el reducir las salidas al exterior o cubrirse con una mascarilla de alta protección.4-7

Conclusiones

El cambio climático ha provocado una serie de alteraciones medioambientales, las cuales pueden modificar la estacionalidad de diversos alérgenos, como el polen, y agravar la salud del paciente. Los incrementos en los niveles de gases invernadero, aunados a los cambios drásticos de suelo y la expansión de la mancha urbana, pueden modificar el equilibrio ecosistémico y por ende estimular el crecimiento de vegetación alérgena.

Dentro de esta baraja de factores medioambientales, también deberíamos considerar la predisposición genética. La edad y la salud del paciente también influyen en la susceptibilidad a las alergias; por ejemplo, si la familia de la madre o la madre tiene factores alérgicos, el riesgo en cada hijo es del 60%, en tanto que si es el padre o familiares del padre, se calcula un 40% de riesgo; sin embargo, si son ambos padres los portadores de genes con predisposición alérgica, el riesgo de que los hijos tengan algún fenómeno alérgico incrementa hasta un 80%. Por ello, resulta fundamental estudiar el historial clínico a la hora examinar a pacientes con antecedentes alérgicos y predisposición genética.

La relación entre el cambio climático y las alergias es compleja, ya que involucra múltiples factores como los niveles de contaminación en la región del paciente, la exposición frecuente a alérgenos medioambientales, antecedentes familiares y las medidas de higiene que practique en el hogar. Por ello, se recomienda el acudir a un profesional de la salud cualificado, el cual considerará si es necesario remitir al paciente con un especialista, alergólogo en su defecto, a fin de otorgar un tratamiento integral para su sintomatología.

 

Referencias

  1. Marsh DG, Goodfriend L, King TP. Allergen nomenclature. Bull Word Health Organ. 1986;64:767-74.
  2. Radauer C, Breiteneder H. Pollen allergens are restricted to few protein families and show distinct pattern species distribution. J Allergy Clin Immunol. 2006;117:141-7.
  3. Vijay HM, Kurup VP. Fungal allergens. Clin Allergy Immunol. 2008;21:141-60.
  4. Wright GR, Howieson S, McSharry C. Effect of improved home ventilation on asthma control and house dust mite allergen levels. Allergy. 2009;64:1671-80. 
  5. González Díaz S, Lira Quezada CE. Contaminación ambiental y Alergia. Revista Alergia Mex. 2022:69(supl 1).
  6. World Health Organization. Health topics. Air pollution 2024 (consultado 18 agosto 2024). Disponible en: https://www.who.int/healt-topics/air pollution#tab=tab_1 (link). 
  7. Katelaris CH, Beggs PJ. Climate change: allergens and allergic diseases. Intern Med J. 2018;48(2):129-34. Doi: 10.1111/imj.13699  

 

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