marzo 10, 2025

Uso de la andadera en niños, ventajas y prejuicios

 

AUTOR: Dr. Alejandro Pérez Vázquez,1 Acad. Ulises Reyes Gómez,2 Dr. Pedro Escalera Arroyo,3 Acad. Ofelia Pérez Pacheco,2 Dr. Rodrigo Juárez Velasco,4 Dra. María Fernanda Flores Martínez,5 Acad. Gerardo López Cruz,4 Dra. Fernanda Paola Pérez Ortega6

 

1Adscrito a la Unidad Regional del IMSS, Jamiltepec, Juquila, Oaxaca 

2Academia Mexicana de Pediatría, capítulo centro 

3Depto. de Oftalmología, Hospital Militar del Niño y la Mujer, Cd. de México 

4Facultad de Medicina Universidad Regional del Sureste, Oaxaca

5Facultad de Medicina Universidad Nacional Autónoma de México

6Residente de Pediatría, Instituto Nacional de Pediatría, Cd. de México 

 

Resumen

Las andaderas son artículos comúnmente utilizados en niños durante su desarrollo psicomotriz en la etapa de aprendizaje. Este artículo revisa los beneficios y riesgos de su uso en esta edad. Se observa que existe un riesgo significativo de accidentes, algunos de ellos graves. Además, la evidencia científica sugiere que no hay ventaja en el uso de andaderas para el desarrollo psicomotriz de los niños. El médico de primer contacto, ya sea Médico General o Pediatra, debe informar a los padres de sus pacientes sobre estos conocimientos, siendo ellos quienes tomen la decisión de utilizarlas o no.

Palabras clave: andaderas, accidentes, riesgos, desarrollo psicomotriz, beneficios, niños 

 

Abstract 

Walkers are commonly used by young children during their psychomotor development stage. This article examines the benefits and risks associated with their use. It highlights a significant risk of accidents, some of which can be severe. Furthermore, scientific evidence indicates that using walkers does not provide any advantages for children’s psychomotor development. Primary care doctors, whether General Practitioners or Pediatricians, should provide parents with this information so that they can make informed decisions regarding the use of walkers.

Keywords: walkers, accidents, risks, psychomotor development, benefits, children 

 

Introducción 

Las andaderas son dispositivos móviles compuestas por estructuras rígidas circulares en las que se introduce al bebe.1 Las andaderas suelen ser artículos de uso común en la población general,1-3 principalmente entre los 6 y 18 meses de edad. Los padres consideran que estos dispositivos pueden mantener al lactante entretenido y seguro mientras realizan otras tareas, además de favorecer el desarrollo de las funciones motoras gruesas, en especial la marcha.2

En el siglo XVI, Ferrarius recomendaba el uso de la andadera para ejercitar a los niños y contribuir a su desarrollo, además de evitar su exposición a situaciones peligrosas. También sugería un protector de metal, similar a una cubeta, en la cabeza del lactante para protegerlo en caso de caídas. En 1646, el afamado pintor holandés Rembrandt la plasmó en su pintura Het Rolwagentje. El término “andadera” (o baby-walker en inglés) se utilizó durante el siglo XIX, como se registra en la oficina de patentes de Estados Unidos en 1875. Paradójicamente, la historia ha demostrado lo contrario.2

Numerosos estudios presentes en la literatura pediátrica han abordado los accidentes infantiles atenidos en servicios de urgencias hospitalarias de nuestro país. Entre las causas frecuentes de accidentes en el segundo semestre de vida se encuentran los incidentes relacionados con el uso del andador, comúnmente llamado andadera.3-5

Un estudio por Santos et al. incluyó 204 encuestas a familiares de niños con edades comprendidas entre 3 y 24 meses, con una media de edad de 13.8 meses (DE 6.5 meses)3 sobre la existencia de accidentes. Un 24.4% de los niños que utilizaban andadera sufrieron accidentes por caídas, siendo los golpes (76.2%) y las heridas (14.3%) los problemas más frecuentemente encontrados. El 76.2% de los accidentados eran niños y el 23.8%, niñas.3 El conocimiento de los padres sobre el potencial de presentar accidentes no actúa como factor de disuasión y aun cuando el niño haya sufrido accidentes que requirieron visita hospitalaria, la tercera parte de ellos siguieron utilizando la andadera durante más de 2 meses.3

Entre 2003 y 2006, el servicio de urgencias pediátricas de un hospital en Francia registró 178 ingresos de pacientes con lesiones por el uso de andaderas. Estos pacientes tenían entre 7 y 12 meses de edad. Los cuidadores utilizan la andadera como un modo de “mantener al niño ocupado,” pero a veces descuidan la vigilancia, aumentando el riesgo de accidentes. Entre los factores que incrementan el riesgo de lesiones o accidentes se incluyen mayor movilidad y velocidad de desplazamiento, así como la capacidad del niño para alcanzar objetos peligrosos debido a la altura adicional.

El uso de andaderas o caminadores infantiles es una práctica común en la sociedad desde hace mucho tiempo. Muchos padres consideran la andadera como un recurso para el cuidado infantil, ya que permite que el niño esté sentado o semisentado en un espacio del que no puede salir, lo cual inicialmente podría parecer seguro. Sin embargo, las andaderas son inestables y el niño puede desplazarse a una velocidad considerable (hasta 1 metro por segundo, equivalente a 3.6 km/hora) y permitiéndole acceder a objetos que normalmente están fuera de su alcance, lo que puede representar un gran riesgo.6

La evidencia actual no muestra que el uso de la andadera ayude a los niños. Estas no han sido avaladas ni recomendadas para su uso, aunque se emplean principalmente por razones como mantener a los niños ocupados, estimular el inicio temprano de la marcha, fortalecer las piernas, percibir beneficios en el desarrollo del niño, utilizar una andadera que se recibió como obsequio y la conveniencia de los padres al mantener al bebé ocupado mientras trabajan en casa. Algunas madres cuyos hijos no utilizaron andaderas mencionaron que evitaron su uso por razones como prevenir caídas por escaleras, preferir centros de entretenimiento con ruedas que puedan ocultarse, falta de acceso a andaderas o percepción de posibles alteraciones en el desarrollo motor.1.

Epidemiológicamente, las lesiones en niños que utilizan andaderas incluyen traumatismo craneoencefálico no grave, contusiones, fracturas de cráneo, fractura de antebrazo, subluxación dental y hematomas. En menor proporción, se observan laceraciones, epistaxis, quemaduras y pellizcamiento de dedos de manos y pies. La edad promedio de los niños lesionados es 11 meses, con picos de incidentes en los meses de mayo y octubre. Los días de la semana con mayor frecuencia de accidentes son los jueves y los lunes, ocurriendo principalmente entre las 10:00 am y las 13:00 pm, así como entre las 16:00 pm y la 1:00 am. La prevalencia de genero es mayor en varones.1

Se realizó en Estambul un estudio en junio de 2008 sobre la opinión de los pediatras respecto al uso de andaderas.5 Los hallazgos más destacados fueron los siguientes: en relación con la pregunta: “¿Recomienda a los padres utilizar una andadera?,” se encontró una diferencia significativa entre los pediatras que recomiendan su uso frente a los que dejan la decisión a los padres, en función de haber tratado previamente a un bebé con una lesión causada por el uso de la andadera (p= 0.016). Entre quienes dejan la decisión a los padres, la tasa de los que no habían tratado previamente ningún caso fue del 67.1%. El 47.7% de los pediatras utilizan andadera para sus hijos; sin embargo, el 71% de los pediatras aconsejan a los padres no utilizarlos. En ese estudio en particular, 74.1% de los pediatras consideraron que la educación de los padres sobre los riesgos era probablemente más beneficiosa que prohibir su venta.8 La Guía de Práctica Clínica sobre el control y seguimiento del niño menor de 5 años en el primer nivel de atención no recomienda el uso de la andadera en su apartado sobre desarrollo psicomotor.

La Oficina de Seguridad de los Productos de Salud de Canadá considera que las andaderas de bebés representan riesgos significativos e innecesarios para los niños pequeños,9 por lo que su venta está prohibida en ese país. En las advertencias que aparecen en los instructivos de las andaderas se especifica con claridad que el primer punto para mantener seguro al niño es no dejarlo solo en ningún momento.10-13 Otro concepto erróneo es pensar que la andadera estimula la maduración de la marcha. Las evidencia indica lo contrario: el uso de la andadera puede retrasar su inicio. La andadera no enseña a caminar ni incentiva el balanceo de los brazos al caminar, lo cual es necesario para la coordinación de la marcha. Además, la postura semisentada no es eficaz para mantener la posición erguida y el niño aprende a desplazarse “patinando” para que las ruedas de la andadera se muevan, lo que puede generar dificultades futuras, ya que debe desaprender este patrón inadecuado de marcha para luego adquirir el esquema motriz correcto.6,12,13 

 

Desde 1997 se emitieron nuevos parámetros de seguridad en cuanto a las andaderas para bebé. Ahora son más anchas para que no puedan pasar por la mayoría de las puertas o tienen frenos que las detienen en el borde de un escalón. Sin embargo, estas mejoras no impiden todas las lesiones causadas por andadoras. La Academia Americana de Pediatría (2013) ha solicitado que se imponga una prohibición en la fabricación y venta de andaderas con ruedas para bebés.11,14

 

Conclusión

De acuerdo con la evidencia encontrada sobre las andaderas, podemos observar que hay realmente pocos beneficios sobre su uso; sin embargo, las objeciones se relacionan con la importante cantidad de accidentes en los niños, aunque cabe mencionar que esta relación va de la mano con el descuido de los padres. Como profesionales de la salud, es nuestro deber informarles en nuestra consulta preventiva sobre los riesgos, beneficios y cuidados que su uso conlleva, quedando a criterio de cada padre la decisión de su uso. 

 

Referencias 

    1. Padrón MM. El uso de la Andadera. Acta Pediatr Mex. 2012;33(5):263-5.
    2. Vargas RA. Lesiones y consecuencias. Revista de Sanidad Militar. 2015;69:6.
    3. Santos SL, Patricio TJM. Patrones de uso, creencias populares y accidentabilidad por andador infantil (tacatá). Bases para una campaña de información sanitaria. Anales Españoles de Pediatría. 1996;44:4.
    4. Spin M. Porqué decir no al andador. Sime Bol Med. 2018. https://www.sap.org.ar/comunidad-novedad.php?codigo=202
    5. Senra K. Andaderas y los bebés. Arch Argent Pediatr. 2013;111(6):528-36.
    6. Polacov M, Malamud B. Los pediatras decimos no a los andadores infantiles Comité de Pediatría Ambulatoria – Sociedad Argentina de Pediatría Filial Córdoba.
    7. Control y seguimiento de la nutrición, el crecimiento y desarrollo de la niña y del niño menor de 5 años. México: Secretaría de Salud; 1 de diciembre de 2015.
    8. Rhodes D et al. Baby Walkers: knowledge, attitude and health promotion by pediatricians”. Archives of Diseases in Childhood. 2003;88:1084-5.
    9. Peden M, Oyegbite K. Informe mundial sobre prevención de las lesiones en los niños. OMS/OPS 2012.
    10. Hoja de instrucciones para la utilización de la andadera de Elmo Tiny steps 2 en 1. Kolcraft® Enterprises, Inc. All Rights Reserved. W21S 7/09 
  • American Academy of Pediatrics. Baby Walkers: What You Need to Know. 2008. http://www.primapediatrics.net/parent-handouts/common-concerns/baby%20walkers%20english.pdf
    1. Programa de salud del niño de 1-11 meses, Instituto Mexicano del Seguro Social.
  • Burrows P, Griffiths P. Do baby walkers delay onset of walking in young children? Br J Community Nurs. 2002;7:581-6.
  1. Universidad de Valparaíso, Chile. Infancia, Educación y Aprendizaje. IEYA. 2024;10(2):1-9. http://revistas.uv.cl/index.php/IEYA/index 

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